No puedes ayudar a quien no quiere ser ayudado.

A veces, queremos que nuestra familia, o nuestros amigos más cercanos, cambien. Nos gustaría que sean igual de rápidos que nosotros. Nos gustaría que entiendan el negocio que hacemos, que comprendan nuestros consejos y que, en resumen, SE DEJEN AYUDAR.

Pero resulta que por más que les hablamos o que les brindamos todas las facilidades, muchas veces ofreciéndoles los recursos para que avancen, ellos no se dejan ayudar. Al contrario, retroceden o se muestran indiferentes. Eso es triste, pero en ese caso lo mejor que podemos hacer es comprender que cada persona es un mundo.

Cada persona tiene su propia visión, su propio ritmo y, sobre todo, CADA PERSONA TIENE SU PROPIO PROCESO. No es que ellos sean menos inteligentes, menos fuertes, o más lentos: solo es que tienen su propio proceso.

Sobre el tema, le contaré una historia:

Se dice que una vez un médico cirujano estaba descansando en su consultorio cuando de pronto observó que en el marco de su ventana había un capullo de mariposa con un pequeño orificio. El cirujano se dio cuenta que desde adentro del capullo un animalito quería salir por esa pequeña abertura.

Pasaban los minutos y la mariposa no podía salir. El animalito intentaba e intentaba, pero nada. Parece que no había progreso. Entonces el cirujano decidió ayudarla.
Dijo: “Yo soy cirujano, yo la ayudaré.”

Entonces cogió un par de pinzas y corto el capullo. La mariposa salió fácilmente, con el cuerpo hinchado y las alas pequeñas y arrugadas. El cirujano pensó que la operación había sido un éxito.

Ahora esperemos un momento, y podrás volar. – le dijo.

Pero pasaron los minutos y la mariposa nunca despegó. Sus pequeñas alas nunca se extendieron. El cuerpo del animalito seguía hinchado y sus alas seguían encogidas. Luego de una espera, la mariposa murió.

El cirujano, con la voluntad de ayudar y evitar el sufrimiento a la mariposa, no comprendió que el esfuerzo de aquel insecto para abrirse camino a través del capullo era absolutamente vital y necesario, pues esa era, precisamente, la manera que la naturaleza había dispuesto para que la circulación de su cuerpo llegara a las alas, y estuviera lista para volar una vez hubiera salido.

Lo mismo nos pasa a nosotros: queriendo ayudar, con la mejor intención, terminamos perjudicando. Al respecto, esta frase es muy buena:

Quien intenta ayudar a una mariposa a salir de su capullo la mata. Quien intenta ayudar a un brote a salir de su semilla lo destruye. Hay ciertas cosas que no pueden ser ayudadas. Ellas deben ocurrir de adentro hacia afuera.

Por eso, lo mejor que podemos hacer es COMPRENDER escuchando, observando, dejando que la persona siga su proceso. No podemos cambiar a nadie, solo podemos modificar nuestra percepción sobre las personas. Así que no presionemos, más bien COMPRENDAMOS.

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